Espias de mentira 14

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-Lo siento, de veras.

Armanda se giró hacia él y su cara realmente parecía afectada. Gerard tan solo acertó a mirarla fugazmente para luego ir directo a la pared y descolgar el bastidor de ella. Giró lo que quedaba de la tela unas cuantas veces, intentando que los jirones se sujetaran a la madera inútilmente. No acababa de creerse que pudieran ser sus girasoles.

 

Martín subía la escalera tranquilo, sin prisa. Esperaba encontrar a su amigo acabado de comer y tirado en el sofá o, en el mejor de los casos, delante del teclado, escribiendo al fin. Cuando llegó frente a la puerta y la vio ajustada imaginó que estaría en casa de algún vecino o tal vez recogiendo el correo y que él no lo había visto en el portal. Empujó la puerta y la zancada decidida que iba a dar en dirección a la cocina para sorprender a Gerard a su vuelta, se quedó en intención. Vinieron a su cabeza infinidad de ideas, a cual más absurda, que explicaran aquel desbarajuste pero ninguna se acercaba lo más mínimo a la realidad. Claro que él no era el que tenía problemas en diferenciar lo que era o no real. Oyó una voz de mujer y justo después un ruido seco. Algo se había roto, pero no solo.

 

– Quisiera dar marcha atrás, de veras. Sé que esa tela significaba mucho para ti…

Gerard dio un golpe con lo que quedaba del cuadro sobre el respaldo de una silla. El bastidor se partió dejando las maderas en dos ángulos y sujetadas por un par de tiras de la tela. Martín entró corriendo en el comedor enarbolando un paraguas que encontró tirado en el pasillo y gritando:

– ¡Alto! O llamo a…

Gerard miró a su amigo y la cara de este se le antojó cómica. Los ojos desmesuradamente grandes, la boca abierta, los brazos levantados sujetando el paraguas, las piernas arqueadas y ligeramente separadas, listas para recibir la acometida. Así inmóvil, parecía que esperara a que alguien le diera cuerda.

El gato se dirigió perezoso a Martín y le maulló al pasar rozando su pierna, pasó de largo hacia la cocina. Ya en la puerta se giró hacia su amo y volvió a maullar, reclamando algo de comida. Gerard sintió un pellizco en su estómago, él también tenía hambre. Sonó el teléfono. Eran casi las dos de la tarde.

 

– ¿Qué haces aún en casa? ¿Perdiste el avión?

– Sara.- Miles de palabras enredadas en sus cuerdas y ninguna encontraba la forma de salir cuando al fin… – Perdona, me había olvidado de ti.

– ¿Te habías olvidado… de mí?- Unos segundos. Nada al otro lado salvo el silencio. Luego una carcajada sonó hiriéndole el tímpano. – ¡Eres odioso! ¿Quiere decir eso que deberé asistir sola al concierto?

– El concierto… – Armanda apareció delante de él haciendo señas para que esperara, con gesto nervioso buscó en su bolso hasta que dio con lo que buscaba, mostrándoselo. Dos billetes de avión y dos entradas. Gerard los cogió de un manotazo. No podía creérselo. ¿Era su entrada? La miró iracundo mientras hablaba de nuevo con Sara. – No te preocupes, perdí el vuelo pero estaré ahí esta noche, ¿te parece bien si quedamos en la entrada principal?

– ¿No podemos vernos antes? Oh… quería… contarte tantas cosas.

– Cosas.- No imaginaba que tipo de cosas quería contarle Sara, pero si era como había conocido a su esposo, su boda o cualquier otro fragmento de su vida lejos de él, no le apetecía en absoluto escucharla. Y menos en este día. – Deberán esperar.

– Imagino que tienes cosas que hacer, sobre todo si quieres estar aquí a las diez de esta noche.- Sonó seca, tal vez confusa, incluso algo dolida. También puede que fueran imaginaciones suyas.- Está bien, nos vemos en la entrada.

No había dejado de mirar a Armanda enojado y creía que esta se había dado cuenta, porque su cara palideció mientras él hablaba por teléfono. En principio se dirigió a ella todo lo correcto que pudo, a pesar de que le hubiera encantado gritarle a la cara que porras hacia ella con su billete y su entrada.

– ¿Y bien? ¿Cómo explicas esto?

– Debemos seguir con lo acordado. – Dijo ella casi imperceptiblemente.

– ¡Pero qué coño acordado! Quiero que me cuentes porque tienes esto.- Le gritó Gerard, agitando las entradas y los billetes de avión delante de su cara.

– Porque debes llegar a Zúrich y asistir al concierto para entreg…

Había aguantado mucho, era imposible que no ocurriera algo. Primero le dan una paliza y le roban, luego entran en su casa destrozándolo todo y para colmo, destruyen su cuadro más querido, su mejor obra: “los girasoles”. Por eso cuando él la agarró por los antebrazos fuertemente, tanto que sus dedos quedaron marcados durante al menos dos horas, y se le acercó a la cara hasta rozar la piel de su nariz al mover los labios al hablar, ella no hizo nada. Cerró los ojos y no hizo nada, permaneció quieta y dejó que le gritara sordamente pegado a su piel. Su boca no se torció proclamando el dolor que sentían sus brazos bajo la presión de las manos de Gerard. Su cuerpo no tembló a causa del miedo que sintió al saber que Sara había llamado y que probablemente estuviera enfadada. Solo cerró los ojos y esperó. Esperó hasta que pasara la tormenta. Los abrió de nuevo cuando sintió a Martín pedirle a su amigo que se calmara y el tacto suave de una mano en su espalda, indicándole que podía moverse de allí, seguido de la ausencia de presión en sus brazos.

 

– ¿No vas a explicarme nada? Venga hombre, no me jodas. Estate quieto, me estás haciendo polvo la camisa con tus uñas.

Bajaban la escalera después de que Gerard se duchara rápidamente y volviera a repasar la bolsa. Martín llevaba al gato en brazos. Se pararon en el segundo y llamó a la puerta de un vecino. Armanda y Martín se miraron extrañados. Cuando se abrió la puerta una mujer mayor, de unos ochenta años, asomó la nariz como si fuera el gato de Gerard.

– Hola Ágata. Verá, sé que le va a parecer extraño pero… ¿no ha recogido el correo esta mañana, verdad?

– No, siempre me lo subes tú… ¿Por qué?- Pareció preocuparse un pequeño instante, pero en seguida…- ¿No quieres pasar? Puedo hacerte un cafecito y a tus amigos también.

– No, no tenemos tiempo. Le recojo las cartas y luego nos vamos.

– Como quieras, como quieras…

La anciana tomó las llaves de una mesita vestida con un tapete de ganchillo formando rosetones y se la dio. Él salió escaleras abajo sin esperar a nadie, abrió el buzón y volvió a subir, cruzándose con Armanda y Martín que bajaban detrás suyo. La mujer tomó sus cartas, la mayoría facturas o propaganda, separó un sobre manuscrito y otro marrón grande.

– ¿Me leerás estas? ¿Quién las envía?

– Claro, pero no hoy. La pequeña es de su sobrina y esta… creo que es para mí, el cartero debe haberse equivocado.

– Oh. Pues quédatela hijo, si es para ti…

– Bien. Eh… mmm, Ágata, verá, ¿puedo pedirle un favor?

– Claro.

– ¿Cuidaría de mi gato un par de días? Voy a estar fuera y no quiero dejarlo solo, se come la comida que le dejo para todo un día de golpe y temo que pille un cólico… se lo dejaría a mi amigo, pero no me fío mucho de él, – arrebató a su gato de los cómodos brazos de Martín y se acercó a la mujer, haciéndole una confidencia – es un poco paradito, ya lo habrá notado.

Y dejó al gato con la mujer. Se despidió de ella y continuó su camino hacia el exterior con el sobre marrón bajo el brazo.

13 pensamientos en “Espias de mentira 14

  1. Pues yo creo que el gato, en una situación de peligro, se espabilaría bastante bien… más que Gerard. Así que no sufras por el gato, Merce. Y Marina, tendrás la continuación, no sé cuando, pero la tendrás, estoy en ello.Un beso.

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  2. No hagas eso, por favor. Cuando acabes con David Trueba… te lees esto, pero creo yo que no hay comparación, es mejor lo suyo! Jajajajaj, un beso y gracias por pasarte.

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  3. Todavía no me he puesto al díaservidor es un necio perezosoen cuanto me ponga en reposome leo todo lo que te debía.Beso, voy a imprimirme los 14 capitulos para leerlos tranquilamente (dejaré a David Trueba reposar en la mesilla)

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  4. No te dejaba entrar???? pues mira que te di un pase vip, coño ya, con el cawoenlalechequelehandaoalwindowslifedelasnaricesossssstiaaaaaaaaa, no se puede cambiar nada que te lo desmonta todo, jolines ya! Te envié una invitación así que acéptala, jope, que tampoco te cuesta tanto, puñetas!¿Alguien más tiene problemas??Apa, un beso.Javi, que no pienso colgar el meme, perdóname, porfa… fíjate, lo que si voy a hacer es buscar de donde viene el palabro ese…En conjunto… dime porqué; motivos, dudas, incongruencias, yo qué sé, lo que sea! venga va, soy toda oídos. Crítica constructiva, plis. Un beso.

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  5. hola guapetona! marina!!! holaaaaaa!!!jajajajajajaj cuanto tiempo, y mira que el lifewindows este no me dejaba entrar!!!un besote!!toni

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  6. Hola Angela Ch., ya he vuelto.En conjunto, es el capitulo que menos me ha gustado, que lo sepas. Eso sí, me gusta mucho como lo terminas. acaba con ritmo y ese sobre….., tiene buena pinta. Y como no podía ser de otra manera, aciertas en la música una vez más, y van……..Por favor A.CH., igual de malota, pero por supuesto, mucho, muchisimo mas mooooonaaaaa, y desde que tienes las coltas, más aún.Besotes, y tengo un punto ganado por perdonarte el marroncete……jejejejejeje, no?, ese Meme!!!!, que se vea!!!, jejejejejeMUAC!!!!!!

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  7. jejejejejejeje, sorry co-ra-zón!!!!La primera?, por el cariño especial que te tengo, que lo sepas. Jo, solo te ha faltado sacar la zapatilla y empezar a azotarme!!!.Nada de "que bonitas tus respuestas", "que sincero", "me ha gustado mucho lo que has puesto", nada, venga, caña!!!!!, jejejejejeje.Venga, a ponerte con el marroncete, jejejeje.Luego vengo a leerte.Gracias, por lo de la mami, ;)Beso enorme, querida Angela.Javi

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  8. Cawoenlalechequelehandaoalwindowslivedelasnaricesostiaaaaaaaaaa no sabia que tenia nuevo capitulo,mucho chivato y lo interesante no sale…bueno luego vuelvo y lo leo….besosglobo

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  9. por fiiinnnnnn biennnnn!!!!! jajajajaja me ha gustado mucho lo comico de martin que se queda todo tieso y el gato le pasa rozando la pierna jajajajaj! eso ha estado muy bien. para variar, dejas mas preguntas que respuestas. de verdad que no te gusta Lost? porque soys igualitos! bueno guapetona luego te mando un mensajero!un besote!!toni

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